Construcción de un clinostato de un eje

Suprimir el campo gravitatorio en la Tierra no es posible (al menos hasta que se descubra la forma de modificar esta propiedad intrínseca de la materia). Existen, eso sí, formas de suprimir sus efectos, simulando condiciones de gravedad cero o, con más exactitud, de microgravedad; pero casi todas ellas son muy sofisticadas y caras o proporcionan apenas unos instantes de «ingravidez». Puedes leer este artículo si te interesa conocer ingeniosas formas de simular microgravedad y porqué es más correcto hablar de microgravedad en lugar de gravedad cero.

Clinostato de tres ejes.

Desde el principio del proyecto tuvimos claro que la metodología que emplearíamos para simular microgravedad en nuestro proyecto sería usar un tipo de aparatos denominado clinostatos. Los clinostatos son, en realidad, un invento bastante antiguo que consiste básicamente en hacer girar un objeto de forma regular para provocar un variación constante del vector gravitatorio con respecto a una muestra en torno al eje de rotación.

Los clinostatos pueden ser de un sólo eje de giro, en cuyo caso permite estudiar respuestas en el plano de giro, de dos ejes de giro, los cuales, combinando diferentes velocidades de giro, permiten generar una enorme  variedad de condiciones experimentales, o incluso de tres ejes de giro, dispuestos ortogonalmente, que permiten una variación aleatoria del vector de la gravedad en todas las direcciones del espacio.  Puedes encontrar más información sobre clinostatos en este enlace.

El problema es que no disponíamos de ningún clinostato y comprar uno escapaba claramente de nuestro presupuesto. Por otra parte, hubiera sido bastante más aburrido, así que nos dispusimos a construir un clinostato adaptado a nuestras necesidades que nos permitiera generar las condiciones que deseábams para nuestros experimientos.

El diseño básico del aparato que necesitábamos era bastante simple:  se trataba de construir un contenedor para nuestros estuches de germinación que girase lentamente (no más de 10 revoluciones por minuto). Esta velocidad sería suficiente para provocar una variación continua del ángulo del vector gravitatorio con respecto a la semilla, pero no para que la fuerza centrífuga generada influyese en nuestros resultados.

Para nuestra primera versión de clinostato construimos un armazón con perfiles de aluminio y un contenedor a medida al que acoplamos un eje de giro a ambos lados. Para generar la rotación usamos un pequeño motor de corriente continua con un sistema de engranajes reductores y poleas hasta conseguir la velocidad de rotación deseada. Montamos todo sobre una base de aglomerado con melamina y equlibramos toda la carga para conseguir que el esfuerzo del motor fuera mínimo.

El dispositivo funciona correctamente y el motor es capaz de estar girando al menos 48 horas (no hemos  probado más aún) de forma ininterrumpida de forma estable. Sin embargo, presenta dos inconvenientes principales: Por una parte, la combinación de engranajes reductores hace que el ruido de funcionamiento sea bastante molesto. Por otra parte, variar la velocidad o programar ciclos de giro exigiría cambios del sistema poleas y engranajes, o variaciones del voltaje de alimentación para cambiar la velocidad de giro del eje del motor.

Por ello, nos planteamos emplear otros tipos de motores que permitieran un control electrónico más preciso de las condiciones de giro y un funcionamiento menos ruidoso. Actualmente estamos poniendo a punto una nueva versión que emplea un pequeño motor paso a paso (mucho más silencioso) programado mediante arduino. Puedes ver el funcionamiento básico de ambas versiones del dispositivo que hemos construido en la segunda parte del siguiente video:

 

 

 

 

 


Observando la respuesta de las raíces a la gravedad

El gravitropismo de las plantas en su crecimiento es bien conocido, aunque el hecho de que las raíces crecen lentamente y lo hacen bajo tierra hace poco frecuente apreciar cómo se produce esta respuesta.

Ya que en nuestro proyecto queríamos estudiar la respuesta de las plantas a condiciones especiales de gravedad, pensamos que sería interesante realizar un experimento de observación sencillo, aprovechando parte de las técnicas que estábamos desarrollando, para visualizar cómo las raíces de plántulas de soja responden a un cambio en la gravedad.

Para ello, utilizamos preparaciones en las que habían germinado y desarrollado semillas de soja en condiciones normales de gravedad  durante 3 días. Luego giramos 180 grados la preparación, la fijamos a un soporte estable y lo colocamos frente a una cámara de fotos compacta.

A continuación comenzamos a tomar fotos cada media hora, durante las primeras doce horas y, posteriormente, a intervalos más espaciados. Luego, con todas las fotografías montamos una película en la que puede observarse cómo la planta comienza a responder desde el primer momento al cambio de gravedad sin apenas modificar su velocidad de crecimiento.

Los resultados de esta primera prueba hecha de forma «artesanal»  nos parecieron lo suficientemente interesantes como para proponernos realizar otras pruebas con una cámara programada para disparar a intervalos regulares de forma automática y obtener películas de mejor calidad


Análisis de imagen para registrar el crecimiento de plántulas

Una vez puesta a punto la técnica para realizar la germinación de semillas de forma controlada comenzamos a hacer las primeras observaciones de control. Regularmente, generalmente cada 12 horas, tomábamos una foto de la perparación que habíamos realizado. En cada una de ellas sembramos tres semillas.

Comprobamos cómo las semillas germinaban y sus raíces comenzaban a crecer. Sus  trayectorias eran generalmente curvas, por lo que medirlas con exactitud no era fácil. También nos interesaba conocer el ángulo de crecimiento de la raíz con respecto al punto de inicio para determinar la direccionalidad de la respuesta.

ImageJ. Programa de análisis de imagen para preparaciones biológicas.

Para todo esto, decidimos que lo mejor era usar algún programa de análisis de imagen. Nuestro profesor nos propuso ImageJ.

Parece un programa muy simple, pero en realidad es muy potente y versátil, ya que existen multitud de tareas para las que se han diseñado plugins específicos.Como parte de la formación de nuestro proyecto, dedicamos una sesión a aprender a usar dicho programa para medir el crecimiento de las plantas.

Primero era necesario calibrar cada imagen empleando para ello alguna distancia conocida, ya que no todas las fotos estaban realizadas exactamente a la misma distancia. Luego practicamos para aprender a trazar y medir lineas segmentadas, lo que nos permitía ajustar la medida con bastante precisión a la forma exacta de cada raíz. También aprendimos a medir ángulos formados por una trayectoria con respecto a la horizontal. Esto nos permitió expresar de una forma sencillla no sólo la velocidad sino también la dirección del crecimiento de las raíces.

Medida de crecimiento de raíces de plántulas de soja, empleando el programa ImageJ

Medida de longitud de raíces de plántulas de soja, empleando el programa ImageJ

Comenzamos a registrar todos nuestros datos en tablas para comprobar la utilidad de la técnica y tener datos de referencia para saber cómo crecen las plantas en condiciones de gravedad normales.

 

 

 


Técnicas de siembra en agar para seguimiento del crecimiento vegetal

Uno de los aspectos metodológicos clave de nuestro proyecto «Germinación y crecimiento de plantas en microgravedad simulada» era desarrollar una técnica sencilla y asequible económicamente que nos permitiera realizar un seguimiento controlado de las primeras etapas de crecimiento de las plantas objeto de nuestro estudio (soja, Glycine max, y lenteja, Lens culinaris), comenzando por su germinación.

Necesitábamos algún tipo de contenedor simple, con, al menos, alguna cara transparente para visualizar el proceso de crecimiento cuando fuese necesario. Decidimos que también debía ser bastante aplanado para limitar los ejes en los que se observarían los cambios y así poder realizar mediciones más precisas. Comentamos el problema con varios porfesores y el profesor de Tecnología nos dio la idea de emplear viejos estuches de CD. El dispositivo resultó ser una opción muy buena: resistente, ligero, transparente y… muy barato! Tenía además las dimensiones adecuadas para estudiar el crecimiento de nuestras plantas en un sistema de referencia próximo a las dos dimensiones, lo cual facilitaría mucho las medidas de nuestras observaciones.

El segundo problema que debíamos solucionar era encontrar un medio de siembra que pudiera ser contenido en los estuches, que proporcionara agua a las semillas de forma permanente y que permitiera fijar la posición de la semilla pero que no las ocultara para poder seguir su crecimiento. Elegimos la opción de usar el agar-agar.

Alga del género Gelidium de la que se extrae el agar-agar. Fuente: http://www.plantascurativas.com

El agar es una sustancia de aspecto parecido a la gelatina corriente, pero que en realidad es un polisacárido que se extrae de algas pertenecientes al género Gelidium. Como la gelatina, se puede disolver en agua a partir de 80ºC, pero al enfriarse se solidifica formando un gel con un alto contenido de agua. El agar es muy empleado en microbiología para cultivar bacterias en placas de Petri, pero nosotros íbamos a cultivar semillas.

Lo primero que hicimos fue poner a punto la técnica. Inicialmente aprendimos a sellar los laterales de los estuches de CD con plástico adhesivo para poder verter el agar aún fundido y  formar una fina lámina de agar. El mecanismo era sencillo, pero a la vez complicado. El agua caliente hacía que si el sellado no era perfecto, todo el agar se escapara rápidamente por cualquier rendija.

Durante la puesta a punto de la técnica, descubrimos es que era importante dejar una fina capa de aire entre la lámina de agar y una de las paredes de los estuches. Si no lo hacíamos las semillas se comportaban exactamente de la misma forma que si estuvieran sumergidas en agua: no germinaban. Por el contrario, permitiendo el contacto de toda la superficie de agar  con el aire, las semillas sí germinaban. Suponemos que el problema era la disponibilidad de oxígeno para las plantas.

Las siguientes pruebas las dedicamos a seleccionar la concentración de agar más adecuada. Si la concentración del medio de agar era demasiado baja, el peso de la propia lámina de agar al ser colocadao el estuche verticalmente hacía que la preparación se derrumbara. Por el contrario, si la concetración era demasiado elevada, el crecimiento de la raíz se veía dificultado y la deshidratación ocurría rápidamente. Después de probar diversas concentraciones, observamos que la más adecuada era de un 1% (m/v).

Puedes ver algunos pasos de la técnica en el siguiente video, en el que también te mostramos el funcionamiento de los dispositivos que vamos a usar para simular microgravedad.

Para facilitar realizar las siembras siempre de la misma forma preparamos unas plantillas de siembra  realizadas con LibreCad. Las usábamos para orientarnos en el momento de colocar las semillas en la lámina de agar. Este era otro momento un poco delicado. Debíamos colocar las semillas cuando el agar estaba aún fundido pero lo suficientemente frío como para no afectar a las semillas. Nuestro coordinador nos ayudaba a decidir ese momento. También procurábamos situar las semillas con una misma orientación para comparar más fácilmente los resultados.

Elaboración de la plantilla de siembra con LibreCAD

Elaboración de la plantilla de siembra con LibreCAD

Otro problema que debimos afrontar fue el crecimiento de  hongos sobre la lámina de agar. Estos tardaban varios días en hacerse visibles, pero en ocasiones crecían lo suficiente como para afectar a una parte de la preparación. Para minimizar el problema adoptamos varias estrategias. En primer lugar, los estuches eran cuidadosamente desinfectados con aguay lejía o con alcohol antes de la siembra. Observamos que los hongos aparecían dispersos en la lámina y no asociados a las semillas, por lo que dedujimos que estos no estaban en las semillas sino que accedían a la preparación desde el exterior.

También probamos a añadir una pequeña cantidad de sulfato de cobre (que se usa habitualmente como antifúngico) al medio. Nos encontramos con la dificultad de que, aunque las plantas adultas toleran más o menos bien esta sustancia, las pequeñas plántulas en crecimiento de nuestros estuches eran especialmente sensibles al sulfato de cobre. Tras probar varias concentraciones concluimos que una concentración del 0,01% mejoraba la resitencia del medio al crecimiento de hongos sin afectar significativamente a la germinación de las semillas.

Después de poner a punto la técnica durante varias semanas nos dispusimos a desarrollar algunas observaciones preliminares con semillas de soja. Para ellos también tuvimos que aprender algunas técnicas para realizar análisis de imagen sobre las que te ofrecemos información en la siguiente entrada.